jueves, 22 de agosto de 2019

EL DESARROLLO DE LA CONCIENCIA Y FORMACIÓN DEL EGO



La Consciencia de unidad, es comprender que la identidad se expande más allá de los estrechos confines de la mente y el cuerpo, abarcando la totalidad del cosmos. 

Es una identidad con él Todo, no hay divisiones, ni fronteras, solo hay un Observador. 

Esta modalidad de percepción, esta Unidad de la consciencia, constituye la naturaleza y condición de todos los seres. 

Venimos al mundo procedentes de esta Unidad a vivir una experiencia, para luego retornar de donde hemos venido.

NACIMIENTO Y CREACIÓN DEL EGO


En la fase intrauterina, es decir cuando estamos dentro del útero, no hay conciencia de individuo, simplemente somos parte de un sistema mayor. 

Esta fase, está caracterizada por la unidad inconsciente original, previa a la aparición de la dualidad, a la división de la consciencia en conciente e inconsciente.

Todos los humanos nacemos en este estado, fundidos en una unidad con el entorno a partir de la cual  iniciamos nuestro proceso de crecimiento y desarrollo.  

Este estado de identidad que se prolonga hasta aproximadamente los nueve meses siguientes al nacimiento, está caracterizado por la conexión con un entorno de seguridad, realización y una sensación de omnipotencia. Es el Paraíso, el Edén.

La pérdida de este «Edén» es una de las razones esgrimidas por Jung para explicar ciertas sensaciones de anhelo o desasosiego que puede experimentar una persona adulta en ciertos momentos de su vida; una añoranza de este estado de “despreocupación” en el que todas nuestras necesidades estaban cubiertas sin necesidad de hacer nada. (Enric Corbera Institute, 2018).


INFANCIA Y NIÑEZ


Luego del primer año de vida, el niño comienza a desarrollar el concepto del si mismo corporal, empieza a reconocerse como un individuo, como un sujeto separado de su cuidador.

El niño va dejando de a poco su estado inconsciente, para dar lugar a la conciencia que paso a paso va poniéndose al mando de su estado psíquico.

Hasta los cuatro años de edad, el cerebro de los niños operan en frecuencias de ondas delta, una tipología de ondas que están asociadas con etapas de sueño profundo. 

Las ondas Delta nos indican que sus ondas cerebrales están funcionando a un nivel inconsciente y es por ello, que a esta edad, asumen e integran la información que reciben del entorno de una manera prácticamente hipnótica y sin filtros. Todo lo que perciben con sus sentidos, queda guardado en lo mas profundo de su psique. 

Esta es la razón por la cual los aprendizajes adquiridos en esta etapa son muy difíciles de desafiar y modificar. Representan su «verdad» a un nivel muy profundo.
   
Imaginémonos todos los mandatos que recibimos a esta edad, todas las veces que nos dijeron no hables, no te muevas, no toques, no puedes hacer esto o aquello, y las limitaciones o creencias que nos transmitieron, con respecto a la alimentación, al dinero, al trabajo, la pareja, etc.....Cuando nuestra madre nos decía algo referente a nuestro padre como por ejemplo, "tu padre no está nunca",  o "tu padre es un vago", o "siempre está con mujeres" etc.....o escuchar a nuestro padre decirle a nuestra madre cosas como "lo único que haces es reclamar",o "tu no sirves", o escucharlo criticarla por sus quehaceres etc..... o en la escuela, todo lo que deberíamos o no hacer, como comportarnos o no..... todo esto y mucho mas ha quedado grabado a fuego en nuestra psique, que luego en nuestra edad adulta se manifiesta como: atraer hombres infieles, o vagos o que no estén nunca presentes, o no querer formar pareja porque todos los hombres/mujeres son..... (añade lo que tu quieras o has recibido)...., o en nuestro comportamiento por ejemplo querer decir algo en una reunión y quedarse callado por no querer molestar, o problemas de dinero porque en casa siempre decían "el dinero nunca alcanza" y un largo etc, etc,etc....

Ahora imaginemos que sucedería si en lugar de darles este tipo de mensajes a nuestros hijos les diéramos los mensajes que a nosotros nos hubiera gustado recibir y escuchar?. 




Esta etapa del desarrollo está representada por la conciencia matriarcal, caracterizada por un mundo definido por los instintos, los sentimientos y la sensaciones, en el que no hay límites alrededor del «yo». 

El ego poco a poco va emergiendo y comienza a dar forma al arquetipo de la madre. Concretamente, da forma al aspecto positivo de este arquetipo. La madre en esta fase representa la nutrición, la contención y la protección. Es importante destacar que el papel de la madre no tiene por qué corresponder a la madre biológica, sino a aquella persona que esté al cuidado del niño. 
  • Arquetipo:  Los arquetipos son los motivadores de la conducta, de los sentimientos y los pensamientos humanos. El arquetipo señala la existencia de determinadas imágenes en la psique que son omnipresentes y que están diseminadas universalmente. Todas estas imágenes conforman el inconsciente colectivo. Es necesario para poder desarrollar nuestra identidad. Es el parámetro con el que nos comparamos o con lo que nos identificamos. Algunos de los arquetipos más conocidos son el ego, la persona, la sombra, el Animus, el Anima, el padre y la madre.  

Con el fin de consumar la creación de un ego consistente que permita al niño diferenciarse de la madre y crear una personalidad propia, en esta etapa entra en conflicto con la madre y comienza a percibirla como la «madre terrible», que tiene que ver con sus aspectos negativos, como por ejemplo la incapacidad para poder evadirse de ella y la generación del miedo. 

Esta fase es un proceso para proseguir con su crecimiento y adentrarse en el estadio patriarcal del desarrollo de la conciencia, donde tendrá especial relevancia el arquetipo «padre». El arquetipo del padre representa para Jung una figura de autoridad que ofrece una guía sobre cómo vivir la vida basándose en su ejemplo.

Suele producirse entre los tres y los cinco años de edad, dependiendo del ritmo de maduración del niño. 
Este proceso es el que acabará de «llevar al mundo» al niño, desprendiéndose de la exclusividad de la relación con la madre. 

Durante esta fase, el ego representa la totalidad de la personalidad y la conciencia permanece activa de forma continua. Esto significa el nacimiento psicológico del individuo. 

En este proceso de desarrollo, paulatinamente vamos limitando nuestro mundo y nos vamos apartando de nuestra verdadera naturaleza. Nos vamos apartando de la Unidad para empezar a  establecer fronteras.

La primer frontera la establecemos en nuestra psique, conciente e inconsciente.

Cuando respondemos a la pregunta ¿Quién soy?, trazamos una línea o límite mental y todo lo que queda dentro de ese límite, se percibe como "yo mismo" y todo lo que está por fuera del límite, queda excluido. Uno llega a percibir "soy esto y no aquello" mediante el procedimiento de trazar una línea limítrofe, para después reconocer su identidad con "esto" y no con "aquello".

La primera línea que trazamos es la de la piel, todo lo que está dentro de la piel soy yo, mientras que todo lo que está fuera no. Pero hay otro límite más significativo que muchos individuos trazan, entre lo que "uno es" y "no es", y es en el interior mismo de su organismo (mente y cuerpo). La mayoría de los individuos no siente que "es" un cuerpo, sino, que tiene un cuerpo. 
Por lo tanto, el individuo se identifica más íntimamente, con una sola faceta de la totalidad del organismo, se identifica con una imagen mental de sí mismo, el EGO. (Wilber, 1984).

En la próxima entrada continuaremos con la formación del ego, la persona y la creación de la sombra.


Fuentes:

Aspectos Fundamentales del Desarrollo I (Enric Corbera Institute®).
La conciencia sin fronteras (Ken Wilber) 

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