miércoles, 24 de julio de 2019

EL ORIGEN PARTE II



Todos estamos viviendo el mismo viaje, no hay un antes ni un después, solo hay un eterno ahora.
En este eterno ahora hay infinitas realidades, vidas, tiempos y espacios; consciencia y niveles de conciencia.
Los grandes maestros conocidos en nuestra realidad, en nuestra historia, nunca se han ido.
Ellos están aquí presentes en esta vasta consciencia, tal vez en esta misma realidad, tal vez con otro nombre, con otro cuerpo, con otra experiencia de vida.
¿Quien dice que hoy es el futuro del ayer?
o ¿Qué el ayer es el pasado? o ¿qué mañana es el futuro?
Todo sucedió en un instante, con una pregunta del tipo ¿Cómo sería ser no ser....? y el tiempo se abrió y se cerró en respuesta, el Alfa y el Omega, el principio y el fin.
En esta apertura temporal, en este instante todo sucedió al unísono. El universo se mostró en todas sus posibilidades, vidas y existencias, todo circular, todo eterno, todo ahora.
y en esta infinitud ¿Quién es el Maestro y quién es el alumno?
Los que vinieron antes también están ahora y lo estarán también mañana.
La separación es una ilusión, el gran juego del ego.
Hemos estado siempre unidos, nutriéndonos en la misma consciencia, formando parte del todo, sin tiempo, sin espacio, en la eternidad del Ser.

¡Que el hombre no separe lo que Dios ha Unido! Amén.

EL DESPERTAR DE LA CONSCIENCIA

En el post anterior dije que son cuatro los principales estados de aprendizaje por los que tendremos que pasar en nuestro camino de regreso a Dios. Todo el mundo pasará por los cuatro, y todos los que progresen en estos niveles, en ocasiones retrocederán y avanzarán inesperadamente entre ellos.

El primer estado es el estado de todo el universo, este estado es el dualismo o conciencia dual.

Para los que creen en Dios les puede parecer que hay dos mundos, el mundo de Dios y el mundo del hombre. En el mundo del hombre crees que  hay un sujeto -tú- y un objeto, a saber, todo lo demás. Esta actitud ha quedado bien expresada en el modelo de la física newtoniana. Se cree que los objetos que constituyen nuestro mundo existen separados de nosotros.

La actitud hacia Dios que acompaña en esta etapa de aprendizaje es que Él está en alguna parte fuera de ti aparentemente separados el uno del otro. 
Dios, Quien en verdad es real, parece distante e ilusorio. 
El mundo, que en verdad es ilusorio, parece inmediato y real. Tu mente que aparentemente se ha dividido, se separó de su casa como el Hijo Pródigo y ha asignado inconscientemente a Dios las mismas cualidades que ella posee.

Cabe destacar que la mayor parte de esto es inconsciente, lo que significa que parece existir allí fuera en el mundo, en lugar de existir en nuestra propia mente dividida. 

Por eso Dios es considerado al mismo tiempo como un Dios compasivo e iracundo. Es al mismo tiempo amoroso y un asesino, dependiendo aparentemente de Su estado de ánimo. 
Ésta puede ser una buena descripción del conflicto de la mente dualista, pero difícilmente sea una descripción de Dios. Es casi innecesario añadir que todo esto conduce a una serie de paradojas incontrolables, incluyendo la extraña noción de que Dios ordena a determinada gente que mate a otros con el propósito de adquirir ciertas tierras y posesiones, o para revelar a todos cierta versión de la justicia o de la verdadera religión. La absurda tragedia de la dualidad es considerada normal por todas las sociedades modernas, que están locas de atar. (Renard, 2003).

La siguiente actitud de aprendizaje por la que pasaremos durante nuestro regreso a Dios, suele ser denominada semidualismo. en esta etapa la mente empieza a aceptar ciertas ideas verdaderas.

Una de las ideas que la mente aceptaría en esta etapa es el concepto de que Dios es Amor. En esta etapa aparecen cuestionamientos del tipo si Dios es Amor, ¿puede también odiar? Si Dios es verdaderamente Amor perfecto, ¿puede cometer errores? Si Dios es creador, ¿podría mostrarse vengativo con aquello que Él mismo ha creado? 

Cuando se ve con claridad que la respuestas a estas preguntas es por supuesto que no, queda abierta una puerta que había estado cerrada durante mucho tiempo. Tu mente comienza a perder parte de su oculto pero terrible miedo a Dios. Ahora Dios resulta menos amenazador.

Sigues pensando que eres un cuerpo, y tanto Dios como el mundo siguen pareciendo que están fuera de ti, pero ahora sientes que Dios no es la causa de tu situación. Empiezas a darte cuenta que el que siempre ha estado presente en las situaciones difíciles has sido tú, pues el Perfecto Amor sólo puede ser responsable de lo bueno. De modo que todo lo demás debe venir de alguna otra parte.

El tercer paso de aprendizaje es el no dualismo, tanto si estamos hablando de una actitud de aprendizaje como de una visión espiritual, siempre nos estamos refiriendo a un estado de la mente: una actitud interior, y no algo que se vea en el mundo, con los ojos del cuerpo. 

Hay un viejo acertijo que pregunta: Si un árbol se cae en medio del bosque y no hay nadie allí para oírlo, ¿sigue haciendo ruido?.
El árbol emite ondas sonoras. Las ondas sonoras, como las ondas de radio -y en realidad las ondas energéticas de todo tipo-, necesitan ser captadas por un receptor. Hay muchas ondas de radio que inundan esta habitación en este momento, pero no hay sonido porque no hay un receptor sintonizado con ellas. 
El oído humano y el animal son receptores. Si un árbol cae en medio del bosque, y no hay nadie allí para oírlo, no hace ningún ruido. El sonido no es sonido hasta que lo oyes, del mismo modo que la onda energética no parece materia hasta que la ves o la tocas. 

Para que cualquier cosa pueda interactuar necesitamos la dualidad. Sin dualidad, no hay nada con lo que interactuar. No puede haber nada en el espejo sin una imagen delante del espejo, asociada a un observador que lo percibe. Sin dualidad no hay árbol en el bosque. y no solo no hay árbol, tampoco hay un universo si tu no estás para percibirlo. Como saben algunos físicos cuánticos, la dualidad no es real. 

Para fabricar la ilusión de la existencia, tienes que tomar la unicidad y dividirla aparentemente, y eso es precisamente lo que hemos hecho. Todo es un truco.

El concepto de unidad no es muy original. Pero te has preguntado ¿Con qué somos realmente uno?. 

Aunque la mayoría de aquellos que nos planteamos esta pregunta diríamos que la respuesta es Dios, a continuación pasamos a cometer el error de suponer que nosotros  y este universo fuimos creados en su forma presente por lo Divino y eso no es cierto. En este punto se logrará una posición en la que se domine la mente, pero todavía no alcanzaremos a Dios de manera permanente. 

Se lograra la unidad con la mente que fabrica las ondas de la dualidad. Esta mente, que se encuentra en un no-lugar que transciende todas nuestras dimensiones, está completamente fuera del sistema del tiempo, el espacio y la forma. Es lo que los científicos nombran como el campo cuántico o campo unificado, pero  no es Dios.

Ahora viene el último paso que se produce cuando la mente, que es la hacedora de la ilusión, elige ir en contra de sí misma y a favor de Dios. 

Te tienes que dar cuenta que tu mismo no existes en ningún otro nivel que el del puro espíritu y eso es algo que prácticamente ninguno de nosotros quiere saber, porque implica la renuncia a la individualidad o a la identidad personal. 

Cuando hablamos de regresar a la realidad y a Dios estamos diciendo que no puedes tenerte a ti mismo y a Dios. Tendrás que elegir. Tendrás miedo de perder tu identidad, pero en realidad estás renunciando a nada a cambio de todo.

Ahora te das cuenta de que en realidad no existe tal cosa como sujeto y objeto, sólo existe unidad

La mente retorna a Él. La mente es ahora una mente advaita,  no-dual y este es un paso necesario del camino, porque has aprendido que en realidad no puedes separar una cosa de cualquier otra cosa, y tampoco puedes separar ninguna cosa de ti.

Esta idea está bien expresada en los modelos de la física cuántica. 
La física newtoniana sostenía que los objetos eran reales, que eran externos a ti y llevaban una existencia separada. La física cuántica demuestra que esto no es verdad. El universo no es lo que asumes que es. Todo lo que parece existir es realmente pensamiento inseparable. Ni siquiera puedes observar algo sin producir un cambio a nivel subatómico. Todo está en tu mente, incluyendo tu propio cuerpo.

El no-dualismo puro reconoce la autoridad de Dios completamente. Afirma que cualquier cosa que venga de Dios debe ser exactamente como Él. 

Dios no podría crear algo que no fuera perfecto, porque de otro modo Él no sería perfecto.  Si Dios es perfecto y eterno, entonces, cualquier cosa creada por Él también tiene que ser perfecta y eterna.

Como evidentemente no hay nada en este mundo que sea perfecto y eterno, el mundo termina siendo solo ilusión, es nada. 

Dios es Amor Perfecto, entonces Él no es nada más. Nosotros somos el Amor de Dios y llegaremos a saber y a experimentar que Dios no está fuera de nosotros. 
Ya no nos identificaremos con un cuerpo vulnerable ni con nada que pueda ser limitado. Aprenderemos, que nuestra verdadera realidad como puro espíritu es eternamente invulnerable.

"La experiencia del hombre es una ilusión óptica de su conciencia" (Albert Einstein)

En la próxima entrada profundizare mas sobre el proceso de individuación y la formación del ego. Como de la totalidad pasamos a la dualidad en este proceso.



Fuentes:

Interior, F. p. (1988). Un Curso de Milagros. Mill Valley, CA: Fundación para la Paz Interior.
Renard, G. (2010). La desaparición del Universo. Barcelona: el grano de mostaza.



jueves, 18 de julio de 2019

EL ORIGEN PARTE I





No hay otra afirmación que el mundo tema oír más que ésta:

No sé lo que soy, por lo tanto, no sé lo que estoy haciendo, dónde me encuentro, ni cómo considerar al mundo o a mí mismo.
Sin embargo, con esta lección nace la salvación. Y lo que tú eres te hablará de Sí Mismo (Un Curso de Milagros)


Muchas han sido las veces que en mis 51 años de vida me he preguntado ¿Quiénes Somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?

Tengo una formación cristiana, me educaron en una escuela católica y desde el punto de vista de la religión en la que fui formada, Dios es el Creador de todas las cosas, en siete días creó el Universo, el cielo y la tierra, el día y la noche, las aguas, los animales, las plantas……
En el libro del Génesis 1.27 dice: "Y Dios creó al hombre a su imagen; lo creó a imagen de Dios, los creó varón y mujer". En Génesis 2.15 nos dice: " El Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el jardín de Edén, para que lo cultivara y lo cuidara. 2.16 Y le dio esta orden: "Puedes comer de todos los árboles que hay en el jardín,17 exceptuando únicamente el árbol del conocimiento del bien y del mal. De él no deberás comer, porque el día que lo hagas quedarás sujeto a la muerte".
Génesis 3.17 El castigo del hombre: Y dijo al hombre: "Porque hiciste caso a tu mujer y comiste del árbol que yo te prohibí, maldito sea el suelo por tu culpa. Con fatiga sacarás de él tu alimento todos los días de tu vida.18 Él te producirá cardos y espinas y comerás la hierba del campo. 19 ganarás el pan con el sudor de tu frente, hasta que vuelvas a la tierra, de donde fuiste sacado. ¡Porque eres polvo y al polvo volverás!"……

Desde niña me fascinaba leer la biblia era como un libro de cuentos para mí, aunque cada vez que leía estas palabras mi cuerpo se estremecía de miedo (y aún hoy cuando las vuelvo a leer siento lo mismo), no terminaba de comprender porque un Dios creador de todo el universo y dador de toda la vida, un Ser con tanto poder de creación, tendría la necesidad de crear un árbol de frutos del conocimiento del bien y del mal para ponerlo delante de sus hijos y prohibirles que coman de él….y porque Dios daría semejante castigo a sus hijos al expulsarlos del Edén, condenarlos al esfuerzo y al sufrimiento, tan sólo por comer una fruta?, Que Padre sería capaz de hacer eso con sus hijos? Algo no me terminaba de convencer de esta historia…

Pasaron los años y dejando atrás mi formación católica, comencé la búsqueda de respuestas a aquellas preguntas existenciales que seguían dando vueltas en mi cabeza y comencé a recorrer un camino que me llevaría a dar con algunas de esas respuestas y que me acercaría más al conocimiento universal, ayudándome a descubrir cuál es el Origen de la vida.

Aparecieron varios maestros en mi vida, cada uno de los cuales han aportado su granito de arena en esta teoría del Origen que ha resonado en mí, una teoría que cuenta una historia muy diferente de aquella historia que leía de pequeña en la biblia y que tanto me fascinaba y atemorizaba a la vez, una historia que quiero compartir a continuación en este blog.

…Antes del principio no había principios ni finales, sólo existía el eterno Siempre, que todavía sigue allí, y siempre estará. 

Sólo existía una conciencia de unidad sin fisuras, y esa unidad era tan completa, tan imponente e ilimitada en su gozosa extensión, que era imposible para cualquier cosa ser consciente de algo más que no fuera Ella misma. 

En esta realidad a la que llamamos el Cielo, sólo existía y sólo existe Dios.

Esta consciencia decide experimentarse a Si Misma y para ello emplea una cualidad esencial -que podría decirse es la esencia del Todo- que es la extensión.

Aquello que Dios crea en Su extensión de Sí Mismo se llama Cristo, Conciencia Suprema o Ser Superior, pero no está separado ni es diferente de Dios. Es exactamente lo mismo. Es una extensión del Todo y recibe la misma cualidad de extensión de Dios.



Este estado de Conciencia Crística es completamente abstracto, eterno, inmutable, unido, es como un tapiz de energía que se extiende a Si Mismo creando nuevas Creaciones, o extensiones simultáneas de la totalidad, que siguen siendo exactamente iguales en su perfecta unidad con Dios y Cristo.


Así, Cristo, como Dios, también crea: porque es exactamente lo mismo que Dios. Estas extensiones van "por todas partes" porque en el Cielo no existe el concepto de espacio. El resultado de todo esto es el eterno compartir del perfecto Amor que está más allá del entendimiento.


El verdadero Amor debe ser compartido, y el perfecto Amor que es compartido en el universo de Dios… está más allá de toda comprensión humana (Renard, 2003).

Entonces parece ocurrir algo que, como en un sueño, no ocurre en realidad, durante sólo una fracción de un nanosegundo, un pequeñísimo aspecto de Cristo parece tener una idea que no es compartida por Dios. Es como una idea del tipo: ¿Cómo sería ser no Ser...? Es como un preguntarse inocente que, desgraciadamente, es seguido de la aparente respuesta a esa pregunta; el estado de inocencia, el estado de Amor y unión perfecto va a ser "aparentemente" reemplazado por un estado de separación, un estado de miedo y por las erróneas y nefastas defensas que esa condición parece requerir.

Hemos entrado en el sueño de Adán, en una pesadilla, en la ilusión de la separación. Dios no da respuesta a esta pregunta porque responder a ello habría sido otorgarle realidad y ya no habría una perfecta Unidad, no habría un perfecto estado del Cielo al cual regresar, pero del que nunca nos hemos ido….

Dios y Cristo, que siempre son Uno, han continuado como siempre lo han hecho y siempre lo harán: sin verse afectados en absoluto por la idea de la separación.

Ahora, en lugar de unidad, tenemos dualidad. Ahora parece existir Dios y algo más. Ésa es la ilusión de la dualidad, de la separación. Este parece ser el fruto del árbol del bien y el mal.

El estado de casi todo el universo es el dualismo. La mente cree en el dominio del sujeto y el objeto. Conceptualmente, a los que creen en Dios les puede parecer que hay dos mundos y que ambos son verdad: el mundo de Dios y el mundo del hombre.

EL RETORNO A LA UNIDAD. RETORNO A LA FUENTE.

Parábola del hijo Pródigo: Lucas. 15,11-24 (nuevo testamento)

De los hijos que se habían perdido. 
11 Y dijo: «Un hombre tenía dos hijos. 12 Y el más joven de ellos dijo al padre: “Padre, dame la parte que me corresponde de los bienes”. Él les repartió la hacienda. 13 Y, no muchos días después, el hijo más joven, cuando tuvo recogido todo, marchó de su tierra hacia un país lejano, y allí malgastó sus bienes viviendo como un perdido. 14 Pero, cuando lo gastó todo, hubo gran hambre en aquel país, y él empezó a sentirse necesitado, 15 de tal modo que fue a arrimarse a uno de los habitantes de aquel país, que lo envió a sus campos a cuidar cerdos. 16 Y deseaba hartarse de las algarrobas que comían los cerdos, y es que nadie le daba de comer. 17 Pero, entrando en razón, decía: “¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo perezco aquí de hambre! 18 Me levantaré para ir a mi padre a decirle: ‘Padre, pequé contra el cielo y contra ti; 19 ya no merezco llamarme hijo tuyo, tenme por uno de tus jornaleros’”. 20«Y se levantó para marchar hacia su padre. Todavía estaba lejos, cuando su padre lo vio, le dio un vuelco el corazón y corrió a arrojársele al cuello y besarlo cariñosamente. 21 El hijo empezó a decirle: “Padre, pequé contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo...”. 22 Pero el padre dijo a sus esclavos: “¡Rápido!, sacad la mejor túnica y ponédsela, y ponedle una sortija en la mano y calzado en los pies; 23 y traed el novillo cebado, matadlo, y hagamos un gran banquete, 24 porque este hijo mío estaba muerto y acaba de volver a la vida, se había perdido y ha sido encontrado”. Y empezaron a darse un banquete….

Esta parábola es una respuesta de Jesús al mito del jardín del Edén. El hijo no fue expulsado de su hogar, es decir, Dios no nos expulsó del paraíso y Él no es responsable en ningún sentido de nuestra experiencia de creernos separados de Él, de nuestra creencia que nos podría ir mejor por nuestra cuenta.

Cabe observar que cuando el Hijo agotó sus recursos limitados y comenzó a experimentar escasez, pasa penalidades e intenta llenar su vacío uniéndose a otros, es decir, esto simboliza los intentos de buscar soluciones a nuestros problemas fuera de nosotros mismos….  

Estos interminables e inútiles intentos de encontrar una solución mediante la búsqueda externa continuarán hasta que lleguemos a ser como el Hijo pródigo cuando vuelve en sí. Entonces nos daremos cuenta de que volver a la casa de nuestro Padre es la única solución significativa a nuestros problemas, volver a la Fuente se convertirá entonces en lo más importante que ninguna otra cosa en el mundo.

Hay una creencia en el Inconsciente Colectivo que está muy arraigada y que es la creencia en la separación y el temor al castigo Divino. Esta creencia originada por las religiones y las culturas es la responsable de nuestro gran sentimiento de culpa. Nosotros como el "Hijo" que somos, hemos negado nuestra verdadera Identidad, nuestro verdadero Origen. No nos hemos sentido dignos, ni merecedores de los dones de Dios por creer que estamos condenados por Él. 
Pero el que lo neguemos no significa que no los tengamos, y seamos igualmente creadores que nuestro Padre, pero la única diferencia es que, en lugar de crear desde el amor y la abundancia, estamos fabricando desde la escasez y el miedo y el mundo que vemos es el resultado de nuestra propia creación.

Porque el Amor de Dios es eterno e inmutable y aquello que el Hijo haya llegado a creer de sí mismo, Dios sabe que no es verdad. Dios no está enfurecido ni desea vengarse, y no tiene el menor interés en castigar a su Hijo ¡Así es realmente Dios! Él no piensa como los humanos porque Él no es una persona. ¡La historia era metafórica!. El Hijo piensa y cree que él ha pecado y que no es digno de ser llamado Hijo de su Padre, pero Dios sabe que Su Hijo es eternamente inocente, porque Él es Su Hijo y nada de lo que parezca ocurrir en el sueño, podrá cambiar jamás ese hecho.

El despertar de la Consciencia es el despertar del sueño de Adán para salir de la ilusión, de este sueño de separación y muerte, para encontrar el camino de regreso a Dios, al Origen.

Son cuatro los principales estados de aprendizaje por los que tendremos que pasar en nuestro camino de regreso a Dios. Todo el mundo pasará por los cuatro, y todos los que progresen en estos niveles, en ocasiones retrocederán y avanzarán inesperadamente entre ellos. En el próximo blog, hablaremos con más detalle sobre ello.


Fuentes:
Corbera, E. (2014). Este no es el evangelio que quise ofrecerte. Barcelona: El grano de mostaza.
Interior, F. p. (1988). Un Curso de Milagros. Mill Valley, CA: Fundación para la Paz Interior.
Renard, G. (2010). La Desaparición del Universo. Barcelona: el grano de mostaza.
Testamento, N. (s.f.). El Evangelio según San Lucas.